lunes, 16 de octubre de 2017

UN AUTO–COMENTARIO BILIOGRÁFICO: EL TEATRO EN EL PRIMER PERONISMO (1943-1955). (Buenos Aires, Eudeba, 2017, Colección Biblioteca Proteatro)

Entre 1943 y 1955 se produjeron en nuestro país una serie de acontecimientos que determinaron un cambio significativo entre el teatro y el Estado, sobre todo, a partir del hecho que desde el poder se identificó al Estado con el Gobierno, y al Gobierno con un partido político, el peronismo.

A partir de 1983 publiqué algunos artículos tendientes a comprender y esclarecer las conflictivas relaciones que existieron entre la libre creatividad propia de la actividad teatral y la política cultural oficial que imponía ciertas direcciones a seguir. En ellos reflexionaba sobre algunos temas específicos: el teatro de tema histórico y regional, el teatro obrero, la censura, los dramaturgos partidarios. En el marco de la Convocatoria Internacional de las VI Jornadas de Historia (2010) mostré, en colaboración con el especialista en gestión cultural Santiago Lima, algunas de las características del teatro en el primer peronismo y su relación con las políticas de estado. En esa ocasión marcamos cómo Perón tuvo bien en claro la importancia de tener una gestión cultural al servicio del régimen, no disociada ni de lo político ni de lo económico: el teatro y las fiestas populares, organizadas desde el gobierno, especialmente las organizadas el 1 de mayo y el 17 de octubre que funcionaron como medio de vincularse con el Líder, pero también como instrumento de autoafirmación como clase. 

Por una parte, el obrero pudo acceder a bienes culturales y ocupar espacios hasta entonces privativos de la clase media y la aristocracia como plateas y palcos de grandes teatros y el “tren cultural” organizado por la Subsecretaría de Informaciones, comunicó la cultura rural a la urbana. Los periódicos afines al régimen (El Laborista, El Líder, Noticias Gráficas) difunderon en detalle estos proyectos con títulos significativos “Espectáculos de hondo sabor nacional”, “Cultura para el pueblo”; etc.), pero también con explicaciones de los objetivos.

Este hecho me permitió analizar la relación peronismo/teatro desde otro ángulo. La utilización de la cultura como un medio de afianzar el régimen peronista se manifestó de manera peculiar en la promoción y difusión de piezas de tema rural, presentaron el testimonio del cambio producido por la gestión oficial en distintos ámbitos del país: yerbatales chaqueños, obrajes santafecinos, ingenios norteños, estancias bonaerenses. Uno de los objetivos primordiales del II Plan Quinquenal en lo que se refiere a la cultura fue la reinstauración de la naturaleza popular del teatro, una vuelta a la ecuación teatro-pueblo. De allí que lo gremios tuvieran funciones especiales en el Colón, los sábados por noche horario que tradicionalmente estaba destinado al Gran Abono; o que un elenco estable de Teatro para Niños todos los días de la semana (cuatro días en la Casa del Teatro y el resto en oras salas de la Capital y el interior del país) ofreciera funciones que incluían el transporte que buscaba a niños y padres y los regresaba a su domicilio. Lo inédito en la historia teatral de la Argentina fue la creación del Teatro de la Confederación General del Trabajo. El elenco estaba conformado por obreros de distintas edades y procedencia. Dirigido por César Jaimes, incluía cuatro elencos integrados por gráficos, ordenanzas panaderos, metalúrgicos, domésticas, enfermeras, peinadoras, choferes, obreros de la industria lechera, etc. Tenía como objetivos presentar un repertorio que incluía obras de autores afines al régimen como Martínez Payva, Berrutti, Vacarezza, Vagni –entre otros- como así también piezas de autores asociados con una revolución proletaria como Gorki. Y no sólo al público capitalino sino que subvencionado por la Subsecretaría de Cultura de la Nación proyectaba abrir filiales en el interior. Definitivamente clausurado con la revolución de 1955 la memoria su existencia y sus logros cayeron en el olvido aún en el caso de quienes fueron sus protagonistas. Y en ninguno de los gobiernos posteriores de signo peronista este proyecto fue reflotado. La calidad de sus producciones y la honestidad intelectual mostrada, la labor de dos dramaturgos de la época, Leopoldo Marechal y Juan Oscar Ponferrada, ameritaban una mirada “parte”; de allí que su producción fuera analizada en capítulos aparte. Los efectos de la conjunción Populismo, Demagogia y Autoritarismo se visualizan en mi reflexión sobre la censura que afectó a nuestra a escena y a un sector significativo de artistas, empresarios, críticos e intelectuales.

A la luz de nueva documentación encontrada en el Archivo del Instituto de Teatro, en la Hemeroteca de la Academia Argentina de Letras y en la Biblioteca de Argentores pude: A) concretar una investigación mucho más completa sobre el tipo de espectáculos producidos y promocionados; B) contar con suficiente documentación probatoria, sobre todo en lo que al accionar de la censura se refiere; C) verificar hasta qué punto la política cultural diseñada en el peronismo entre 1943 y 1955 fue una factor determinante para la revitalización de una práctica escénica que amplió el número de actores, directores y dramaturgos, incorporó nuevos públicos y estableció nuevos circuitos; D) relacionar la producción financiada por el Estado (teatros vocacionales, oficiales, fiestas populares, concursos y premios) con la generada por el teatro independiente; E) repensar el papel de una política cultural y la práctica escénica, los alcances de un teatro político y la vigencia de los mitos.

Esta investigación sobre Peronismo y Teatro originada en mi labor como investigadora del CONICET, y continuada con un subsidio de Proteatro, acaba de ser publicada y espero que funcione como una herramienta para la discusión seria, la reflexión fundamentada y nuevas reflexiones sobre temas que en la Argentina sigue vigentes: el peronismo como conflicto, la censura y la autocensura, política cultural y estado, estado/gobierno/partido político, alcances y función de un teatro político, entre otros 

El libro, de 311 páginas, incluye nueve capítulos: “Peronismo y teatro, reflexiones desde el presente”, “La política cultural en el primer peronismo”, “El teatro y su relación con la política cultural del primer peronismo”, “El teatro de la CGT y su concepto de lo popular”, “El teatro y la exaltación partidista. La temática rural como glorificación del Estado”, “Tres dramaturgos del peronismo: Claudio Martínez Payva, Alberto Vacarezza y Alejandro Vagni”, “Juan Oscar Ponferrada: el seminario dramático, un compromiso político y un compromiso artístico”, “Leopoldo Marechal, cuando el talento y la integridad moral se unen” y “La Censura”. Después de una recapitulación final, dos anexos presenta: uno, el panorama del teatro; y el otro sobre el teatro independiente. Las referencias bibliográficas sólo recogen las fuentes utilizadas para la realización del libro.



Nota: Por error, el artículo “Esperpento y grotesco. Dos propuestas escénicas” salió con fecha 2/10, precediendo a "Una joya de Ouro Preto, su Teatro Municipal”.

pzayaslima@gmail.com

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